Efectivamente llegó la hora de decir toda la verdad. SOY FUNCIONARIA. #éPúblicoSálvao


4 oct 2013


Ahí queda eso. Es más, soy de la peor y más terrible clase de funcionarios: los de oficina.

No, no se llamen a engaño, no soy médico, ni enfermera, ni policía, ni bombero, ni profesora; ni ninguno de esos tipos de funcionarios que se esgrimen cuando alguien quiere justificar nuestra existencia.

Soy funcionaria de una entidad que recauda dineros. Lo peor, ya te digo.

No sólo tenemos la desvergüenza de tener un puesto en propiedad además ¡DESAYUNAMOS!

No me extraña nada que mis congéneres se alegren de que esta pandilla de vagos y maleantes vean mermados sus derechos laborales. Los comprendo perfectamente.

¿Cómo se puede tener la desvergüenza de tener un puesto en propiedad por mucha oposición que hayamos hecho? ¿Cómo nos quejamos mientras los demás están en el paro? ¿Por qué nos molesta que continuamente nos llamen sinvergüenzas, vagos y aprovechados?

Supongo que es que somos hipersensibles y no sólo queremos trabajar tranquilos como todo hijo de vecino, tal vez nos gustaría también que no nos faltaran al respeto. Llámalo capricho si quieres.

Donde yo trabajo siempre hemos trabajado las horas que ahora el gobierno quiere imponernos (¿…?). Cuando en computo mensual has dejado de hacer 15 minutos o más te lo descuentan del sueldo al mes siguiente, pero cuando haces más horas te lo agradecen y a correr.

Trabajamos bajo criterios de calidad (también parece ser que lo van a implantar ahora…) desde hace más de diez años. Tenemos varios premios de círculos y observatorios de calidad (muchos de ellos privados) españoles y europeos.

También muchos de nuestros técnicos y letrados colaboran con instituciones de otros países bajo demanda de estos últimos (imagino que será por algo, digo yo).

Curiosamente nuestra productividad y nuestros resultados de gestión se codean e incluso superan los de cualquier empresa privada prestigiosa de este país y muchas de otros países.

Somos pioneros en responsabilidad social corporativa cuando nadie sabía que era eso. Entre otras cosillas, recorremos los centros de enseñanza de esta provincia impartiendo clases a sus hijos de forma totalmente desinteresada. Sin cobrar un euro, pa que ustedes me entiendan.

Les explicamos tonterías de funcionarios como de que va esto de ser ciudadanos, de derechos y obligaciones, de que el dinero público no cae de los árboles, etc, etc. Pamplinas al fin y al cabo¿no?.

Para más inri, algunos hasta se molestan porque llegue un político y diga que se nos acabó el periódico y el café o un impresentable, ex portavoz del gobierno, comente que lo que nos merecemos es que nos bajen un 30% más el sueldo.

Cuando España "iba bien" también nos congelaron el sueldo y a cambio obtuvimos días libres ( no más que cualquier otro trabajador) que ahora nos roban impunemente.

Pero claro, nos lo merecemos. Tenemos trabajo fijo.

Si en su ciudad, mágicamente, la basura desaparece de sus calles, hay luz en las farolas, teatros, canalizaciones, pensionistas que cobran puntualmente, carreteras, puentes, aceras, dinero en su cuenta cuando esta enfermo, elecciones, cultura, conservatorios, centros de salud, agua, seguridad ciudadana, pasaportes, vacunas, quirófanos, medicinas, formación, atención a nuestros mayores, jardines, parques, limpieza, playas limpias y duchitas para quitarse la arena; es porque un ejército de gnomos por la noche salen de sus guaridas y tras realizar conjuros y sacrificios varios consiguen que todo funcione.

En fin, es totalmente normal, que agachemos la cabecita ante el banco que nos roba, que veamos programas basura subiéndoles el caché y por ende los ingresos publicitarios, compremos marcas que "molan un montón" y utilizan mano de obra infantil y/o esquilman el planeta y/o pagan precios irrisorios a los productores del tercer mundo. Totalmente normal, por supuesto, ser cómplices de todo eso y tener la superioridad moral de decirle a los funcionarios como, cuándo y cuanto deben trabajar y cobrar.
Pues señores, échenle una miradita a los libros de historia y entérense por qué existimos los funcionarios, por qué nuestro trabajó es y debe ser fijo y después hablamos. O mejor vean el programa "Salvados" que Jordi Evole nos dedicó si se les resisten los libros.

Pero eso si, recuerden de ahora en adelante, que yo, la que suscribe, soy funcionaria, y como mis compañeros, me batí el cobre con miles de personas para obtener mi puesto de trabajo. Mucho más que lo que puede decir mucho mamarracho.

Por Susana Pérez Artidiello

Publicado o 03/10/2013 en www.cadiznoticias.com

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