Por: Javier Gallego
No tiene nada que decir. Se da la vuelta. Nos da la espalda. Y huye. Huye como alma que lleva el mercado.  El presidente del gobierno no fue capaz de enfrentarse ayer a una nube  de periodistas en el Senado que le hacían las mismas preguntas que nos  hacemos los ciudadanos. Les miró sin verles, como no parece  vernos a nosotros, esbozó una sonrisa tan forzada como un contrato  precario, más enigmática que la de la Mona Lisa pues ni él mismo parecía  saber qué enigmas esconde, y se giró, que es su especialidad, y nos  dejó con la palabra en la boca, se la cerró con su boca cerrada a los  periodistas que son nuestros interlocutores con quien tiene que dar la  cara por nosotros ante Alemania, Europa y los mercaderes. No da la cara. Nos da la espalda. 
El presidente del gobierno no es capaz de ir de frente ni de  enfrentarse a sus propios actos, no es capaz de explicarlos, de  responsabilizarse de ellos, él que es el máximo responsable. O aún no se  la ha ocurrido la justificación lo que significa que actúa sin conocer  sus propios motivos. O no quiere decírnosla, lo que es igualmente  injustificable en quien ha sido elegido para decidir en nuestro nombre  nuestro futuro y en quien dijo que llamaría “al pan, pan, y al vino, vino”. Él más que venir, se fue.
Dice que nos lo dirá mañana pero ayer no fue capaz, no quiso, pasó de contestar a las preguntas que muchos nos estamos haciendo, no encuentra aún las palabras para explicar por qué le ha metido el mayor tajo de la democracia, 10.000 millones de euros,  a las dos piedras angulares de nuestro marchito Estado del bienestar,  la Sanidad y la Educación, por qué ha reducido el presupuesto en los  únicos trampolines que pueden sacarnos de la piscina vacía, la  investigación y el desarrollo, por qué el mercado y su prima ha pasado  tan olímpicamente como él de estos brutales sacrificios, por qué nos tratan como a primos a los que se les puede colar el timo de la notita,  por qué nos repiten una y otra vez que no hemos ahorrado y que hemos  vivido por encima de nuestras posibilidades a los que hacemos todo lo  posible por ahorrar y vivir con una posibilidades ajustadas, por qué no  pagan los que sí han despilfarrado el dinero público que les dimos para  que lo gestionaran, por qué si no pueden pagarlo de su bolsillo lo pagan  con la cárcel y así al menos nos recompensa espiritual ya que no lo  hace económicamente, por qué no pagan con la cárcel los ladrones  que defraudan, los que verdaderamente tienen posibles, sino que les  ofrece inmunidad a cambio de calderilla, por qué entonces los  demás tendríamos que pagar nuestros impuestos si la recompensa que  obtenernos es pagar con nuestra sanidad, educación, ciencia y derechos…
Por qué, por qué, por qué, que diría Mourinho. Por qué la única  respuesta a todas estas preguntas es una notita, una sonrisita y un si  te he visto no me acuerdo. Mariano Rajoy se ha convertido en Mariano Rajao, Presidente no de España sino de “Españal”, como dice mi sobrina Lola. Pues bien, presidente, tengo una pregunta para usted: ¿por qué te vas, por qué te vas?
Publicado el 11/04/2012 en http://blog.rtve.es/carnecruda
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