De interino a ‘minijob’


7 feb 2012



Por Luis Pousa


LOS RECORTES en la Administración autonómica y en las políticas que dan cuenta del Estado del bienestar siguen marcando a fuego la agenda política del Gobierno Feijóo. Lo único por lo que es reconocible, además de por los fracasos que ha cosechado con la fusión de las dos cajas gallegas, el irresponsable retraso del concurso eólico o su incapacidad manifiesta para articular una mínima estrategia de crecimiento para Galicia.

Fiar la suerte de este país a lo que pueda dar de sí el turismo, es abonarse a un paro estructural perpetuo, sujeto a la estacionalidad. Lo que condicionará muy negativamente el enfoque de la enseñanza universitaria y superior, desde la perspectiva de formación de capital humano; reducirá la importancia del I+D+i en la economía productiva y la generación de bienes y servicios competitivos y capaces de mantener salarios medios que garanticen un nivel de vida digno; y agudizará el retroceso demográfico, en la medida que una parte de los jóvenes emigrarán a otros sitios, y la otra parte tendrá muchos más problemas para emanciparse y, en todo caso, su bajo nivel de renta no les animará a tener hijos.

Si a ello se le une la contrarreforma en derechos civiles anunciada por el Gobierno Rajoy, el panorama vital resulta deprimente en todos los sentidos, y en nada adecuado para que el ciudadano recupere el ánimo y la confianza, las dos fuerzas motrices que el conjunto de la sociedad necesita para ganarle la batalla a la crisis.

Fiel a sus obsesiones, la última entrega episódica del Gobierno gallego es convertir a los trabajadores interinos de la función pública en contratados a tiempo parcial. Lo que supone una interpretación aún más perversa de los motivos por los que fue creado este tipo de contrato.

En Alemania, pero también en Holanda y otros países, los minijobs son una vía para incorporar al empleo a sectores de la población que, bien por su formación o bien por determinadas situaciones personales, no encuentran otra alternativa mejor.

Lo que pretende la Xunta no es crear más empleos. Al contrario, apuesta por hacer más débiles a los contratados más débiles. Además de ir a un ERE encubierto, lo que busca el Ejecutivo popular es instituir en la Administración autonómica los minijobs, generalizarlos, y reducir a la mínima expresión la convocatoria de plazas para los funcionarios de carrera.

No se trata, por tanto, de una medida encaminada a recortar el paro, sino de sumar a los interinos al ejército de reserva de un sistema económico doctrinalmente dominado por el pensamiento conservador neoliberal angloamericano.

La conversión de los interinos en minijobs entra en la estrategia concebida para reducir el Estado del bienestar en Galicia, y en ese mismo sentido va la reducción del sueldo a los funcionarios que causen baja por enfermedad.

No busca castigar el absentismo, sino penalizar al colectivo de los empleados públicos, y que ese mensaje ideológico populista transcienda a la sociedad.


Publicado el 07/02/2012 en www.elcorreogallego.es

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