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“Ada Colau no tiene problemas con la hipoteca, ¿verdad?”, suelta con retintín Martínez-Pujalte, portavoz de la comisión de Economía y diputado del PP, en cuanto le preguntas por los escraches. Sus palabras reflejan la animadversión que expresan muchos otros diputados, que han focalizado en la portavoz de la plataforma de Afectados por la Hipoteca, el miedo a que surja un líder capaz de movilizar a una sociedad cada día más alejada del poder.
En el PP, el nombre de Colau surge en cuanto se habla de cómo recuperar la confianza de los votantes o de las protestas ciudadanas clamando que se les escuche. “Nos hemos reunido con esta señora, aquí en el Congreso, pero eso no le basta porque su objetivo no son las hipotecas. Su posicionamiento en contra de los representantes legítimos de los ciudadanos contempla un horizonte más ambicioso”, advierte otro diputado popular dando a entender que Ada Colau está pensando en las próximas elecciones. Comentarios similares se escuchan cada vez más desde que comenzaran los escraches en torno a la portavoz de los afectados por las hipotecas, como si fuese el centro de todos los males.
La propia Colau tiene claro que “si no hubiesen sido los escraches, habría sido otra cosa. Las encuestas muestran un apoyo a la ILP masivo, de entre el 80 y el 90%. Hemos llevado un millón y medio de firmas al Congreso, un hito en la democracia, y tanto votantes del PP como del PSOE nos apoyan, además de avalarnos una sentencia europea. Parece inevitable que el PP se saque de la manga una campaña de difamación. No les está funcionando, porque banalizar algo tan grave y compararnos con ETA o el nazismo, les deja en evidencia y provoca rechazo”.
Parece que la portavoz de PAH no está dispuesta a dejarse utilizar, como cuando fue hace un mes al Congresoa reunirse con los partidos y a entregarles la iniciativa legislativa popular (ILP) para solucionar el drama de los desahucios. Entonces, hubo hasta codazos para salir en la foto, pero unos minutos después el PP se retrató manteniendo a los representantes de los afectados por las hipotecas reunidos mientras Alfonso Alonso, portavoz del PP, anunciaba en una rueda de prensa que no admitirían a trámite la ILP (la versión extraoficial es que se les retuvo con la excusa de la ILP para que no se cruzaran con Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, que ese día estaba de visita).
Comparaciones "torpes"
La presión popular fue tan fuerte en las redes sociales y en las puertas del Congreso que acabaron aprobando la tramitación de cara a la galería unas horas después de rechazarla. En el estudio demoscópico sobre protesta social que acaba de realizar Belén Barreiro para la SER, un 75% de los encuestados valoraban a la PAH bien o muy bien, por encima de Cáritas, con 73% de adhesiones, o el 15M (67%), Afectados por las Preferentes (65%) y la Marea Blanca (49%). Un dato más sobre cómo aumenta la fe de los ciudadanos en organizaciones al margen de los partidos.
“Hay mucho ruido y estados de opinión diversos, lo que muestran las encuestas es que hay un sentimiento social de cercanía y de defensa de los desfavorecidos”, analiza un diputado popular consciente de cómo los movimientos ciudadanos están adelantando a los políticos. Pero prosigue, “el PP tiene que defenderse. Hace bien en criminalizar el acoso de la PAH mediante la denuncia pública. Otra cosa son las comparaciones que haceCospedal, que es muy torpe en la expresión como viene demostrando, algo que muchos no compartimos".
"El PP tiene que defenderse, hace bien en criminalizar el acoso, pero no con las comparaciones torpes de Cospedal"
"Eso es un delirio. Pero de lo que no cabe duda es de que la PAH ha apostado por un incremento de la presión para obtener una posición del PP. Ni son un interlocutor válido para el Gobierno, ni el PP comparte su demanda. Una cosa es que se les escuche y otra que se adopten sus propuestas”, comenta un diputado popular bregado en la fontanería del poder.
Orden desde arriba
Acabar con las protestas ante la casa de los diputados se ha convertido en una prioridad en el PP. Antes de lanzarse a los micros, el tema se sopesó internamente. La única pega era que con las denuncias de los escraches se potenciaría la imagen de Ada Colau y la PAH. “En este tema había dos tesis. Una, no decir nada, no denunciar para no dar difusión, porque con eso solo se logra dar visibilidad a la protesta. Y otra, si consideras que es inaceptable, hacer frente públicamente al asunto. Es una exigencia de los dirigentes de primer nivel, que se sienten agredidos porque vayan a su casa a protestar”, tal y como explica un diputado que escucha a diario la inquietud de sus colegas.
Diputados populares aseguran lo que se hace frente a la PAH públicamente por exigencia de los dirigentes de primer nivel
A la opinión pública, sin embargo, no parecen haberle afectado demasiado las acusaciones de Cospedal o deAguirre, a las que se suma ahora con una demanda el sindicato ultraderechista ‘Manos límpias’. En la calle, se observan los escraches como una dulce venganza por todos los recortes a los que estamos sometidos.
Colau junto a parlamentarios del PP / Getty
La brecha crece, como apunta Ada Colau: “Están tratando de criminalizarnos hurgando en mi vida privada. No entienden nada. Están acostumbrados a la política institucional, organizada en vertical. Tratan de identificar un cabecilla porque creen que acabando con él, descabezan el movimiento. No comprenden que aunque yo no esté, esto seguirá adelante”.
Efectivamente, y a pesar de que Colau es un activo esencial para la PAH, surgirán otros nombres y otros movimientos avalados por quienes un día, hace tan sólo un año y medio, votaron con la esperanza de que había una salida para la crisis que los políticos serían capaces de encontrar. Ada es tajante: “No me dan miedo. Me siento apoyada y respaldada por el movimiento. Actúo de forma coherente con mis principios y peleo por los derechos humanos”.
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