Toma de posesión


11 sept 2012



Podía haberse limitado a dejar unas gotillas de orina en la puerta de los Estudios Buñuel, por aquello de marcar el territorio, pero ha preferido subir a un plató y conceder una entrevista. Micciones en cualquier caso. Y es que nueve meses después de ganar las elecciones, y una vez cortadas todas las cabezas rebeldes en la plantilla de RTVEMariano Rajoy  ha tomado posesión de la televisión pública de manera oficial. El presidente del Gobierno y sus asesores han considerado que, tras la purga, el terreno estaba despejado y Mariano podía aparecer ante los españoles sin, mire usted, temor a hacer el ridículo o a que le pusieran contra las cuerdas. La pantomima tuvo lugar anoche, por la primera cadena y en horario de máxima audiencia. Entrevistó al presidente, con rubores de doncella y vestida de negro novicia, María Casado, consciente quizá del papelón: el guión del show muy bien podía haberlo escrito el jefe de prensa de Moncloa.



Muy mal dotado para comunicar, y tras haber convertido la mentira en programa electoral, Rajoy limita sus apariciones ante la prensa. Un periodista con posibilidad de mirarle a los ojos y hacerle una pregunta se ha convertido en poco más que un terrorista para el presidente. Para evitar malos ratos, y el aislamiento total, le han construido una TVE a su medida. A la medida de un hombre de rostro escuchimizado y con una capa de maquillaje tan gruesa que le daba aspecto cerúleo, mortecino, incluso cadavérico.

“De esta entrevista esperamos lo que esperan los ciudadanos: buscar respuestas a tantas preguntas”, dijo una optimista Casado en la promo del Telediario. La presentadora superviviente, nueva cara de Los desayunos de TVE en sustitución de Ana Pastor, estuvo acompañada por los periodistas Ignacio Camacho, del diario ABCVictoria Prego, de El MundoAnabel Díez, de El PaísCarmen del Riego, de La Vanguardia, y la subdirectora deLa Razón, Pilar Gómez. Periodistas que ni son alemanes, como hubiera sido lo lógico dadas las circuntancias, ni mostraron en ningún momento la agresividad que deberíamos exigir a un profesional frente a un presidente que está desmontando el estado de bienestar. Docilidad. Tanta que apenas se echó en falta a Francisco Marhuenda, director de La Razón y presidente del club de fans de Mariano.

Primera pregunta: “¿España necesita rescate?”. Respuesta de Rajoy: “Eeeeeee…” y una parrafada no ya preparada, sino memorizada. Tras varias preguntas iniciales, formuladas por la presentadora a modo de calentamiento, entraron en juego los periodistas. Y la tensión no aumentó un ápice. El momento más agresivo fue cuando Anabel Díez, de El País, en un momento de enajenación acusó al presidente de no decir la verdad: “…quizá por el antecedente de que algunas cosas que dijo no hacer ha hecho…”. Rajoy  se creció ante la insoportable afrenta: “Si hay algo que no tocaré serán las pensiones”.

Risistas cómplices de Victoria Prego. Risitas cómplices de Mariano Rajoy. Risitas, risitas… ¿De verdad quiere usted conocer el resto de la entrevista? Piense que lo más seguro es que todo, como aquello que prometió hace nueve meses, sea mentira…

A estos ejercicios de complacencia política les llaman periodismo, y los asocian con la libertad, la democracia y muchas otras estupideces más, pero en realidad solo son teatrillos propagandísticos organizado por el Gobierno del PP, y financiados por todos los españoles, con la connivencia de algunos periodistas cómplices. Rajoy es consciente de que la televisión pública no le pertenece, pero también de que piensa utilizarla como si formase parte de su ropero. Ayer lo hizo. Y luego se extraña de que el 84% de los votantes (el 59% de los del PP) no tenga confianza en el presidente.


Publicado o 11/09/2012 en www.cuartopoder.es

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