La entrada en vigor del Real Decreto 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral está dejando ya en estas primeras semanas de aplicación un reguero de despidos que en muchas ocasiones van a parar a los servicios jurídicos de las organizaciones comarcales de los sindicatos. Es el caso de I.S.M., un joven que reclamó para que le hiciesen el contrato indefinido que merecía y al que se llevó por delante la nueva normativa laboral poco después de conseguir su objetivo.
I.S.M. comenzó a trabajar en julio de 2010 con un contrato de mozo de carga “en formación” cuya duración era de seis meses. Su empresa, que cuenta con una plantilla de nueve personas, se dedica al reparto de las compras en diferentes supermercados de las cadenas Gadis, Eroski y Froiz en la comarca. Por un sueldo de mil euros, el trabajador cumplía jornadas de diez horas, de lunes a viernes, a las que se les sumaba otra de cinco o seis los sábados, y a partir del tercer mes de contrato el empresario dejó de abonarle la gasolina. Al cabo de seis meses el joven firmó un nuevo contrato temporal por el mismo período, también en formación, y pasado el tiempo recurrió a la CIG, sindicato que le acompañó a la hora de denunciar la situación ante la Inspección de Trabajo. La autoridad laboral consideró la situación un fraude y obligó al empresario a convertir el contrato en indefinido respetando la antigüedad. La empresa se avino a cumplir la orden y esperó unos meses, a que entrase en vigor la nueva reforma laboral, para rescindirle el contrato con la pretensión de indemnizarle con 20 días por año y alegando problemas económicos.
El afectado, I.S.M., está en el paro y solo tiene derecho a una prestación de 536 euros, en función de lo que cotizó con su contrato en formación.
Publicado el 22/03/2012 en www.diariodeferrol.com
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