Ayer Cospedal causó polémica por  repetir uno de los mantras de la respuesta conservadora a esta crisis.  Dijo el de “los españoles tienen que trabajar más horas”,  que es un clásico junto a los de “hemos vivido por encima de nuestras  posibilidades” y que el Estado “ha derrochado” el dinero. Los tres  tópicos son mentiras pero el que repitió ayer la presidenta manchega es  más sangrante todavía porque lo cierto es que los españoles trabajan  muchas horas, muchas más que los alemanes por  ejemplo, y, sin embargo, la productividad es baja por una nefasta  organización de los horarios. El problema es que la patronal española  confunde productividad con hacer lo mismo por menos dinero; ni por asomo  piensan en invertir en I+D, ni en racionalizar el trabajo. Se mantienen  jornadas partidas que impiden cosas tan sencillas como hacer la compra  del día y en las que la conciliación familiar es una utopía. Jornadas  larguísimas con muchas horas muertas que no tienen otro propósito que  satisfacer el sádico placer de un jefe que desde el despacho contempla  cómo dispone de la vida de sus empleados. Resulta que un español que  emigre a Alemania allí es muy productivo y aquí no ¿no será un problema  de las empresas? De hecho con la crisis ha surgido el presencialismo;  allí donde ha habido despidos, los que quedan alargan su jornada sin  propósito para que sus superiores crean que se esfuerzan más. Eso supone  un gasto, por ejemplo en luz, para la empresa sin ningún beneficio.  Claro que cambiar todas estas cosas supone reconocer la falsedad de los  tópicos que nombrábamos al principio; que en España se cumple lo que  decía el Cantar del Mío Cid, Dios que buen vasallo si tuviera un  buen señor; y que los problemas de nuestra economía pasan más por atajar  el fraude fiscal que por exprimir aún más a los curritos.
Publicado el 13/03/2012 en http://lordismo.blogspot.com
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