"La economía española no despega por sus propias deficiencias acumuladas en la última década"


22 ago 2011


Según CCOO, aun sin la crisis internacional, nuestra economía hubiese tocado fondo por la "debilidad alarmante del tejido productivo español para competir con terceros"

El Gabinete de Estudios Económicos de CCOO cree que, al margen de la crisis internacional, las propias deficiencias de la economía española acumuladas en la última década hubiesen aflorado aunque no se hubiera producido la crisis internacional. "El castigo, obviamente, hubiera sido inferior, pero no pequeño", precisa CCOO.

El artificio monetario de elevar el precio de un bien básico, la vivienda, permitido por circunstancias extraordinarias e irrepetibles en mucho tiempo (gran bajada de los tipos de interés, alargamiento de la duración de los préstamos hipotecarios, financiación exterior de la deuda, enladrillamiento sin control de ciudad, campo y playa y elevada afluencia de inmigrantes para desarrollar tareas en peores condiciones laborales) fue exprimido hasta el máximo posible por los sucesivos gobiernos y administraciones. Las consecuencias de un modelo con estas características acompañado de una política fiscal procíclica e ingresos y gastos, son muy preocupantes para el futuro de la economía española por:

- El endeudamiento de los agentes económicos españoles que asciende a 2,8 veces el PIB anual (familias 900.000 millones de euros; empresas 1,4 billones de euros; y sector público 570.000 millones)

- El sistema crediticio español mantiene una gran exposición al riesgo debido al excesivo peso de las operaciones inmobiliarias

- El endeudamiento externo también bastante grande con vencimientos a corto plazo exigentes Una debilidad alarmante del tejido productivo español para competir con terceros como demostró en la etapa expansiva al acumular el déficit por cuenta corriente en relación al PIB más elevado del mundo

El sector público construido en la última década tiene una estructura demasiado frágil y desequilibrada muy afectada por la proliferación de operaciones inmobiliarias que se han hundido estrepitosamente en muy poco tiempo

A ello hay que sumar el crecimiento del desempleo hasta los cinco millones de personas, que ensombrece todavía más el balance de un periodo caracterizado por la avaricia de unos pocos y el sometimiento de los poderes públicos, en primer lugar del Gobierno, a los dictados de las instituciones financieras, algunas de las cuales provocaron la crisis internacional que nos atenaza.