Ignacio Fernández Toxo. Secretario general de Comisiones Obreras. Defiende que la reforma supone una consolidación de la Seguridad Social 
Ignacio Fernández Toxo (Ferrol, 1952), secretario general de  Comisiones Obreras, cumpliría de sobra con los años de vida laboral  exigidos en la reforma de las  pensiones ya que empezó a trabajar a una  edad muy temprana en Bazán. Destaca las mejoras que los sindicatos han  introducido en la reforma planteada por el Gobierno, como conseguir que  se configuren dos edades ordinarias de jubilación 67 y 65 años según los  años cotizados y que se haya reconocido el derecho individual para  jubilarse anticipadamente, con coeficientes reductores, a los 63 años,  sin que se requiera despido previo. Además de las dos grandes novedades  para jóvenes y familias: las empresas estarán obligadas a cotizar por  las prácticas formativas durante todo el tiempo que dure esa situación.  La segunda, el reconocimiento de un periodo de cotización por nacimiento  o adopción cuando se suspenda la actividad laboral. 
¿Está satisfecho con el acuerdo alcanzado en pensiones?
El  nivel de satisfacción es alto. Nosotros estábamos convencidos de que  era necesario seguir en la línea de reformas que venimos haciendo desde  hace 15 años en el marco del Pacto de Toledo. Este acuerdo permite  recuperar ese pacto de Estado y sacar las pensiones del ámbito de  confrontación política.
Fue el primero en reclamar un pacto social tras la huelga general. ¿Lo veía posible en aquel momento?
No,  me parecía tremendamente complicado y sigue siendo difícil. Ha habido  comportamientos imprudentes, como cuando se ha querido vincular  nucleares con años de jubilación. Esto ha distorsionado mucho la  discusión. Si alguien quiere reabrir el debate de la energía nuclear en  este país, que lo haga a cara descubierta.
¿Ha habido un sector del Gobierno que no quería pacto, que prefería hacer las reformas sin acuerdo con los sindicatos?
He  tenido la intuición por algunos comportamientos públicos que daban la  sensación de que alguien estaba trabajando contra el acuerdo. A lo mejor  de forma involuntaria, pero en todo caso con mucha imprudencia.
¿Qué  ha cambiado desde el momento en que los sindicatos rechazan  categóricamente los 67 años como edad de jubilación, la línea roja que  no se cruza, con este día en que hay un preacuerdo, con dos edades de  jubilación pero aceptando los 67 años?
Hay 67 y hay 65.  Ha cambiado que ha habido una huelga general, encuentros que han  permitido pensar que no estábamos abocados al choque de trenes y que  había espacio para la negociación. Cuando las movilizaciones del 18 de  diciembre, lo dije muy claro para quien quiso entenderlo: 67 de forma  obligatoria y generalizada, no. En España ya teníamos jubilación a los  67, flexible, gradual, voluntaria. La diferencia es que ahora se exige  algún grado de obligatoriedad, pero para alcanzar los derechos máximos  de pensión. La gente podrá seguir jubilándose a los 66, a los 65 o a los  64, claro que con una penalización por los años que le falten. Se ha  cambiado el escenario, ya no estamos en que todo el mundo,  obligatoriamente, se jubile a los 67.
¿Comprende a los que  piensan que los sindicatos han traicionado' las movilizaciones y los  derechos de los trabajadores porque la reforma recorta las pensiones y  endurece las condiciones para cobrarlas?
Cada uno puede  tener su opinión. La obligación del sindicato era gestionar el mandato  que la propia movilización de la sociedad nos había entregado. Creo  sinceramente que la mesa de negociación ha dado un resultado que,  incluso quienes más nos puedan criticar en estos momentos, poco  imaginaban que se pudiera lograr. Si partimos de la base no todo el  mundo lo piensa de que nuestro sistema de Seguridad Social está sometido  a tensiones, que había que seguir realizando reformas, nadie puede  dejar de valorar que de aquí salimos con una consolidación importante de  nuestro sistema de pensiones. Que, además, estaba sometido a otra  tensión: el apetito de quienes pretenden que pierda peso para  sustituirlo por sistemas privados, que la mayoría de la gente no podría  pagarse.
¿Cree que podría ahora movilizar a la sociedad?
Lo  primero que voy a hacer es movilizar al sindicato para realizar una  amplísima campaña de explicación de los detalles del acuerdo. Que la  gente entienda que, lejos de lesionar sus intereses, el sindicato ha  actuado en defensa de millones de personas que dentro de poco o dentro  de 15 años van a jubilarse. No renunciamos a exigir que se reponga el  poder adquisitivo de los pensionistas actuales a los que se les  congelaron sus pensiones, y para el resto vamos a tratar de demostrarles  que este acuerdo consolida el sistema y permitirá que siga existiendo  una pensión pública de calidad. 
Pero la reforma va a tener un efecto de recorte.
Es  cierto que va a tener un impacto en reducción del gasto en pensiones,  pero a partir de un esfuerzo que creo que es soportable y equilibrado.  Unos sectores verán mejorada su situación y otros tendrán que contribuir  más. Por el contrario, creo que no se lesionan en absoluto los derechos  de la gente que tiene carreras largas. Si un joven, a los 26 años y  medio, no ha empezado a trabajar, no es que tenga un problema con la  nueva configuración de la ley, es que tiene un serio problema, porque  ¿de qué está viviendo hasta los 26 años? ¿Está estudiando? A ese le  resolvemos el problema al obligar a cotizar por la formación ligada a la  empresa. 
¿Cuánta gente se beneficiacon el acuerdo en pensiones?
Todas  las personas que van a cobrar una pensión en los próximos 30 años y a  futuro porque se consolida el sistema para los próximos 40 o 50 años. Es  cierto que carreras largas ascendentes van a tener una menor  expectativa de pensión en un límite pequeño y, sin embargo, gente que al  final de su carrera se ha visto expulsada del mercado de trabajo,  despedida, al contabilizarle más años para calcular la pensión puede  experimentar una mejora muy importante.
¿Cuánto se reduce la pensión por el aumento del periodode cálculo de 15 a 25 años?
El  impacto global es de un 3,07% por cada tramo: de 15 a 20 y de 20 a 25  años. El impacto mayor viene por retrasar de forma efectiva la edad real  de jubilación. España tiene la edad real de jubilación (63,7 años) más  alta de Europa y pretendemos llegar más allá porque es lo que permitirá  la sostenibilidad del sistema. 
¿Cuáles serán los trabajos penosos que permitirán jubilarse antes? 
En  el periodo de tramitación parlamentaria se hará un catálogo de trabajos  penosos, como la minería o el mar, que ya están reconocidos, para que  con una sobrecotización puedan jubilarse antes. Por ejemplo, los  albañiles que trabajan a la intemperie, los que están asfaltando las  carreteras, los expuestos a agentes químicos o los conductores de  camiones de gran tonelaje. No se trata de meter a millones de personas  porque lo haría insostenible. 
¿Quién ha cedido más en esta negociación: el Gobierno o los sindicatos?
Toda  negociación es un juego de equilibrios. Sinceramente, hemos defendido  como hemos sabido, creo que de buena manera, los intereses de las  personas y la calidad del sistema de pensiones.
¿Los sindicatos salen reforzadoso debilitados?
Salen  reforzados, pero sobre todo me siento más satisfecho de haber  contribuido a un gran acuerdo en una materia que afecta a tantos  millones de personas. Es el convenio colectivo más importante que se  puede negociar. 
¿Asustaron los últimos datosde la Seguridad Social cuandolos ingresos por cotizacionesno cubrían las prestaciones ?
A  mí, no, porque creo que tienen bastante de cocina esos datos. Para  quien conoce la Seguridad Social, sabe que no es cierto que con los  ingresos de cotizaciones no se puedan pagar las pensiones. Con esos  ingresos se pueden pagar todas las pensiones y hay un excedente de 4.000  millones de euros, lo que estamos pagando de complementos a mínimos,  que no tienen por qué pagarse con cotizaciones. 
¿Se contempló en algún momento utilizar los impuestos para financiar las pensiones contributivas?
Lo  que hemos planteado es lo que hoy establece la ley de Seguridad Social:  las contingencias comunes prioritariamente deben cubrirse con  cotizaciones sociales. Pero los impuestos están jugando y están llamados  a jugar un papel más importante para cubrir los complementos a mínimos,  totalmente en 2014. Pero no se está planteando un cambio de modelo de  financiación de la Seguridad Social.Yo creo que debe seguir descansando  prioritariamente en las cotizaciones empresariales; si no, podría abrir  una vía a que el Gobierno de turno a la hora de confeccionar los  presupuestos pudiera tomar decisiones que afectaran a la cobertura de  las pensiones.
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