Un artículo de José Luis Lopez Bulla publicado en http://lopezbulla.blogspot.com
He leído el texto del preacuerdo sobre pensiones. Como no se trata de establecer una competición de adjetivos, diré simplemente: si yo hubiera estado en la mesa de negociaciones firmaría el documento. Los motivos que me llevan a la defensa de la firma son diversos. Vayamos por partes.
En primer lugar por sus contenidos; valorarlos pormenorizadamente, como es natural, se encargarán los que han estado, dale que te pego, en la mesa de negociaciones. En segundo lugar porque el sindicalismo confederal ha roto la estrategia gubernamental, a saber, que las disposiciones sobre pensiones fueran única y exclusivamente obra del Ejecutivo. En tercer lugar, la quiebra del planteamiento de sólo (y solamente) la jubilación a los sesenta y siete años. Dicho lo cual, me permito hacer una segunda reflexión.
Está claro que una zona no irrelevante del Gobierno no sólo apostó contra la negociación sino que incluso casi a última hora intentó dinamitar el acuerdo, al tiempo que buscaba apoyos a tal fin en el grupo de los 100 economistas que publicaron un chipiritifláutico artículo de viejas resonancias colonialistas: “Más vale honra si barcos que barcos sin honra”. Por lo demás, sea como fuere el caso es que el Gobierno ha ido (en la recta final) al acuerdo obligado por las circunstancias, no porque crea realmente en que tan importantes asuntos deban ser negociados.
Los dirigentes sindicales han estado a la altura.
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