Reportaxe sobre a Xustiza en Galicia (III)


25 oct 2009


[ Publicado en www.lavozdegalicia.es ]

«Hay que reorganizar y modernizar los instrumentos de la Justicia»

  • Miguel Ángel Cadenas Sobreira, presidente del TSXG, espera que la nueva oficina judicial y la reforma de la Ley de Demarcación y Planta alivien la congestión de un servicio que, admite, «es efectivamente mejorable»

 

cadenas_sobreira El presidente del TSXG tiene un discurso tan sereno como contundente. Se sale del guión y no solo pide más medios, también reclama una reforma global del sistema.

-De acuerdo con las estadísticas del Poder Judicial, en Galicia se acumulan 169.000 asuntos pendientes de resolver, casi 50.000 más que hace ocho años. ¿Cuál es la explicación a este incremento?

-La explicación está en la coyuntura. Primero hay que decir que la evolución natural de la actividad judicial ha sido siempre de menos a más, pero desde hace dos años tiene además una causa añadida, que es la crisis económico-social. Eso significa un aumento de la litigiosidad, que además, por las propias características de la crisis, afecta no solo a un aspecto jurisdiccional, como puede ser la social o la mercantil, no, en realidad afecta a todos, con mayor o menor intensidad.

-¿No adolece la Justicia de procedimientos anacrónicos? Se lo digo por cuestiones como el retraso en la incorporación de nuevas tecnologías.

-Sí, pero ese es solo uno de los factores. Está en revisión una nueva organización de la oficina judicial, está en estudio una comisión sobre la planta y demarcación judicial y, sobre todo, introducir, como se está haciendo, la posibilidad de las jurisdicciones especializadas, que abarquen varios partidos judiciales atribuyendo la competencia a un juzgado de una determinada zona geográfica. Todo eso está en estudio y en revisión. Y a eso se suman además los instrumentos que tiene un órgano judicial para trabajar todos los días. Y no solo ya medios materiales en sí, sino también los programas, los sistemas, la interconexión, que yo pueda comunicarme con la policía, con Hacienda, con las instituciones sanitarias...

-En última instancia el problema es de falta de medios.

-Sí, pero no solo falta de medios. Hay que reorganizar y modernizar los instrumentos [de la Justicia], quizá sea necesario un replanteamiento global de lo que es la Administración de Justicia.

-¿Y cree que está en camino esa actualización del sistema operativo de la Justicia?

-Teóricamente sí. Se está trabajando en ello. Ahora bien, ¿cuál va a ser el resultado de todas esas actuaciones? Pues, indudablemente, lo empezaremos a ver a partir del año 2010. Están en juego en ningún caso intereses individuales, sino colectivos.

-¿Y qué se le puede decir a los ciudadanos, cuya valoración de la Justicia es que se trata de un servicio mejorable?

-Pues que efectivamente es mejorable, que se está trabajando en mejorarlo, y que aún dentro de la situación que sufra cada uno, favorable o desfavorable, ello no debe de impedir valorar la actividad concreta. Tenemos que valorar que el servicio público puede ser en muchos casos deficiente, pero también es de justicia que se califique separadamente la actividad de los funcionarios en cada caso concreto. Volvemos a lo de siempre, no podemos juzgar a los demás con parámetros distintos a los que usamos para juzgarnos a nosotros mismos; lo que no es materialmente posible, no es jurídicamente exigible. Lo que hay que exigir a un funcionario es hasta donde tenga obligación y sea materialmente posible.

-Solo el 6% de los asuntos que llegan a los juzgados acaban en sentencia. ¿Acude demasiado la sociedad a los tribunales?

-Quizá sí, pero eso no es censurable en la medida que no se puede limitar a nadie el acceso a la jurisdicción. Es un problema de educación y responsabilidad colectiva. No se pueden tomar iniciativas orientadas a limitar o coartar el acceso a la Justicia.

 

«Deseo ver mejor el sistema, aunque solo sea porque es imprescindible»

-Se han puesto en marcha iniciativas como el servicio de mediación para tratar de aliviar la carga de trabajo de los juzgados. ¿Ve una opción de futuro en esta figura?

-Sí, puede ser. La mediación tiene futuro, pero lo que primero tiene que tener es un presente cierto, y hoy todavía no hay una regulación de la mediación como tal. Es más, un campo fundamental es el de la jurisdicción penal de adultos; se está trabajando en este campo. ¿Por qué? Pues porque la mediación en el ámbito penal puede tener una relevancia social muy importante porque convierte en protagonista a la víctima, y además a esta frente a su agresor, y eso implica una satisfacción tan personal y tan especial que, normalmente, en el campo de la jurisdicción, aunque se la resarza patrimonialmente, no tiene.

-Habla del perdón de la víctima.

-Sí, cuando a la víctima se le pone en relación personal con el agresor y obtiene de este una satisfacción personal, el perdón tiene un valor especial, aunque no haya reparación económica curiosamente. Ese es uno de los factores que puede tener más importancia a la hora de valorar la utilidad de la mediación.

-Haga de futurólogo. ¿Irá la situación a mejor o a peor?

-Deseo verla mejor, aunque solo sea porque es imprescindible. Si nos quitan la esperanza, y la esperanza fundada, sería un suicidio. Pero este no es un deseo irracional, sino que hay bases, hay una preocupación colectiva y una actuación de las comunidades, del ministerio, del CGPJ, de las asociaciones judiciales...