Carta aberta aos xuíces


19 ene 2009


Xan19
Comentario do xornalista José Martí no programa da cadea SER "A vivir que son dos días"

 

 

 

Jose Marti Gomez Con la venia señorías. Permítanme empezar esta carta con la confesión que hace unos años me hizo un miembro del Consejo General del Poder Judicial. Jueces y magistrados, me dijo, somos virreyes en reinos de taifas. La independencia es buena por lo que tiene de garantías para la libertad de los ciudadanos, pero también es una patente de corso que puede ser peligrosa porque jueces y magistrados somos gente soberbia, egocéntrica, habituada  a dirigir  los debates y a decir la última palabra, quién es culpable y quién inocente. Somos gente que decidimos conflictos y esa decisión siempre es un acto de poder que va más allá de lo técnico, ejercemos un poder político. ¿Es acto de poder político amenazar con la insólita huelga de la judicatura, señorías?

Es cierto que a la justicia le faltan medios materiales, pero también es cierto que con los medios que tienen, muchos juzgados y tribunales tienen al día sus sumarios, en tantos otros se amontonan. Lo que quiere decir que hay jueces y magistrados que son buenos profesionales y otros que son un desastre o que dedican las tardes a dar clases o conferencias bien pagadas en lugar de pasar horas en su trabajo, reducida a una jornada de 9 a 14:00 horas con desayuno intermedio. Es un hecho señoría que muchos sectores de la judicatura siguen aferrados a clichés autoritarios, a rigorismos formales, me lo han reconocido muchos de ustedes, como también reconocen que los tics  conservadores se han agudizado y que han proliferado las sentencias de coser y pegar en las que en lugar de sentido común prevalece el menos común de los sentidos.

En caso de tener los medios que exigen, humanizarán más su trabajo o seguirán practicando una justicia deshumanizada, teatral en su representación, hermética en su lenguaje. Déjenme contarle la historia de un ciudadano personado en un juzgado de guardia requerido por una llamada urgente. Se identificó y se enteró del motivo de la llamada cuando el funcionario le gritó al colega que tecleaba al fondo de la sala: "Ha llegado el hermano del tío que se ahorcó en el calabozo".

¿Cómo niegan ustedes señorías que haya corporativismo en la judicatura si entre ustedes mismos hay clases?. Los patas negras formado por magistrados de carrera, tasa a los que definió como torneros a los que accedieron a la carrera por su currículo de prestigio y en el último escalón los jueces a los que se llamó "gurcas" procedentes de la justicia municipal. Entre patas negras, torneros y gurcas, ¿se ha proletarizado la justicia? Aceptemos que sí. La judicatura ha formado a la Escuela Judicial, que ha vivido una vorágine de cambios y luchas de poder en los últimos años, sabe derecho porque ha memorizado medio centenar de temas. Eso no basta para ser un buen juez o un buen magistrado. Sí lo son quién saben derecho pero saben razonar, argumentar, aproximarse a la realidad social de la calle, abriendo puerta de su despacho para que entre el aire fresco. Son minoría, impermeabilizarse ante los cambios sociales lleva a la judicatura a tender hacia el conservadurismo, del que proceden por origen familiar la mayoría de los patas negras. La justicia, señorías, es un servicio. Y como servicio que es pocos ciudadanos entenderán su llamamiento a la huelga en un tiempo en el que la judicatura es una de las instituciones peor valoradas por la sociedad. Se lo han ganado ustedes a pulso.

Permítase, señorías, que termine esta carta con una vieja anécdota: En las postrimerías del Franquismo se reunieron en Francia el partido comunista. A lo largo de los debates, dirigentes en el exilio afirmaron repetidamente que la amenaza a la Democracia  vendría del ejército. Un joven fiscal llegado del interior levantó la mano y dijo. "la amenaza vendrá de la judicatura". Es una exageración pero sólo a medias.