1. La situación en Grecia es una bomba. Hasta los conservadores de Nueva Democracia ya plantean que hay que renegociar la deuda  y esto no gusta nada a Alemania y al resto de los países de su entorno,  que amenazan abiertamente con sacar a Grecia del euro si no cumple con  las condiciones pactadas. Es un juego del gallina  –dos coches lanzados uno contra otro donde pierde quien pega un  volantazo– en el que nadie parece querer ceder en su órdago: ni Grecia,  que está desesperada, ni tampoco Alemania, que quiere dejar claro quién  manda y no parece dispuesta a aceptar una renegociación griega que  considera un chantaje.
2. Si Grecia sale del euro y deja de pagar parte de sus deudas,  ¿quién garantiza que no pasará igual con otros países europeos? De ahí,  de la falta de una respuesta creíble de la UE ante esta pregunta, llegan  todos los problemas que sufrimos con la prima de riesgo en el  Mediterráneo. Si Grecia vuelve al dracma sería catastrófico porque,  además de las tensiones en los mercados, podría provocar un pánico  bancario. Muchos ahorradores e inversores de los países cuestionados  –Portugal, España, Irlanda e Italia– correrían a sacar  su dinero del  banco para llevarlo hacia refugios más seguros: hacia Alemania, Estados  Unidos, Suiza o el Reino Unido. Ante tal situación –como pronosticó  Krugman hace ya un mes– solo se pueden hacer dos cosas: o masivas  inyecciones de dinero por parte del BCE y demás bancos centrales o  limites al movimiento de capitales. Hace dos días Reuters avanzó que  estos planes ya están en marcha. La misma agencia ha publicado hace unas horas que los principales bancos centrales del mundo están trabajando ya en un plan de contingencia por si Grecia sale del euro.
3. La propia directora del FMI, Christine Lagarde, ya ha advertido en repetidas ocasiones que el futuro del euro se decide en los próximos tres meses,  pero el fin de la moneda única podría llegar incluso más rápido. El  ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Margallo, ve al FMI  demasiado optimista: “El  destino de la UE se juega en estos días, quizás en estas horas. El  plazo de tres meses que dio Lagarde quizás es demasiado largo”.
4. La posibilidad de una ruptura del euro penaliza a la prima de  riesgo de España (y a la de Italia) por motivos obvios. El fin de la  moneda única y la vuelta de la peseta provocarían una devaluación de  alrededor del 33%, según los cálculos de Fitch.  Los acreedores que prestaron a España –tanto al sector público como al  privado– se verían forzados a cobrar en esa nueva moneda devaluada, por  lo que podrían perder gran parte del dinero.
5. Una ruptura desordenada del euro (¿es posible acaso hacer tal cosa  de forma “ordenada”?) sería también terrible para los países ricos. El  nuevo marco se revalorizaría tanto que griparía las exportaciones  alemanas, el motor de su economía. Además, los bancos alemanes y franceses tienen invertidos en Italia y España 730.000 millones de euros;  Estados Unidos se juega 450.000 millones. Si el euro explota,  provocaría una enorme onda expansiva. Lo que pasó con Lehman Brothers  parecería una bromita a su lado.
6. Entonces, ¿por qué Alemania no da su brazo a torcer con la  minúscula Grecia? ¿Por qué jugar a una ruleta rusa así cuando los  riesgos son tan grandes? Hay que ponerse en el punto de vista alemán. Si  Alemania paga, Alemania quiere decidir. Bajo su óptica –y algo de razón  no les falta– los países mediterráneos han despilfarrado, han engañado  en sus cuentas, han gestionado la economía de forma irresponsable y no  han arreglado las cosas cuando aún estaban a tiempo. Angela Merkel tiene  una estrategia: aprovechar la presión de la prima de riesgo para  apretar las tuercas a sus socios bajo su modelo económico. Tensar la  cuerda, probablemente sin permitir que se rompa (o al menos eso  esperamos todos). Para entender la posición alemana y saber cómo piensan  los hombres de negro, conviene leer esta entrevista de hoy en El País  del presidente del Bundesbank.
7. Pero el plan de rescate parcial a España no solo ha fracaso por  Grecia y la crisis del euro: hay otros motivos que explican ese nuevo  récord de la prima de riesgo. Los detalles sobre ese préstamo de hasta  100.000 millones de euros para España aún no están del todo definidos,  pero todo apunta a que el rescate será una deuda preferente. Es decir:  que en el caso de que España tuviese problemas para pagar –que es el  “riesgo” que tanto se nota en la prima, en los intereses– primero  cobrarían los fondos de rescate y después los demás. En total, entre el  BCE y el nuevo plan se calcula que el 15% de la deuda española estará  pronto en manos de acreedores preferentes.  Al 85% restante no le hace  nada de gracia ser los segundos en la cola si hay problemas.
8. Además, la UE no entiende los mensajes políticos que lanza Mariano  Rajoy para intentar salvar su cara ante los españoles. Presentar el  rescate como un gran éxito de España y decir que fue el presidente  español quien “presionó” a Europa irrita a muchos líderes europeos.  Ya llueve sobre mojado. Es el mismo Rajoy que votó en contra del plan  de recortes de Zapatero en 2010 (a pesar de que Merkel le llamó para  pedir que lo apoyase); el mismo que hace tres meses dijo que incumpliría  el compromiso del déficit por una cuestión de “soberanía nacional”; el  mismo que ha recuperado la deducción por vivienda en el IRPF, a pesar de  que no hay técnico que defienda esta desgravación; el mismo presidente  que retrasó durante tres meses los Presupuestos Generales del Estado  porque tenía elecciones en Andalucía; el mismo que desafió al gobernador  del BCE y no quiso nombrar al frente del Banco de España al mejor  candidato de todos, a González Páramo: alguien que podía llamar a Mario  Draghi para pedir ayuda y que al menos le cogiese el teléfono.
9. ¿Es posible un segundo rescate integral para España, uno al estilo  de Portugal o Grecia? Sin duda. Si el tipo de interés del bono español  sigue subiendo y España es incapaz de financiarse en los mercados,  tendrá que recurrir al rescate con todas las letras, como ofrece desde  hace tiempo Alemania. Lo que se ha hecho con España no deja de ser un  experimento: intentar que la financiación del fondo de rescate no secase  la financiación privada, como pasó con el resto de los países  rescatados. De momento, la prueba no parece funcionar y la prima ha  seguido subiendo, aunque no se sabe si es por Grecia o porque el plan no  funcionará en ningún caso.
10. Irónicamente, la mejor solución para España pasa porque se  deteriore la situación en Italia. Si cae solo España, el parche del  fondo de rescate llega. Si a España se suma Italia, la factura ya  empieza a ser demasiado grande y Alemania tendría que plantearse otras  opciones que no pasen por el modelo de rescate actual –con intervención  de la troika y penitencia en el pago de intereses–. De lo que no nos  vamos a salvar, eso seguro, es de la letra pequeña del rescate:  de esos nuevos recortes que Bruselas y Berlín exigen y que llegarán sí o  sí en cuestión de días o semanas. ¿En el Consejo de Ministros de hoy?  Podría ser, aunque lo más probable es que los principales tijeretazos se  descubran después de la votación de Grecia, cuando ya haya terminado el  partido del siglo del euro de esta semana.
 Publicado el 15/06/2012 en www.escolar.net
