CCOO propone un Pacto Europeo por el Empleo


3 nov 2011


Papandreu no es el principal culpable: lo son Merkel y Sarkozy y los demás responsables políticos europeos



La decisión de someter a referendo el segundo Plan de rescate de Grecia y pedir a los griegos que lo aprueben, puede ser discutible, nunca desde la lógica del cercenamiento de la participación democrática, sino justo por lo contrario, por las medidas cerradas que se han ido adoptando tanto en el seno de la Unión Europea como en Grecia, en las que la participación y la negociación con los agentes sociales ha brillado por su ausencia



Nota informativa de CCOO



El Plan es un mal plan cuyas nuevas condiciones de ajuste presupuestario, disminución de salarios –vulnerando los convenios colectivos que en Grecia tienen fuerza de ley-, despido de decenas de miles de empleados públicos y fuertes reducciones de los gastos sociales profundizarán la profunda depresión de la economía griega y, así, harán que, a pesar de la quita del 50% de su deuda pública, el país no pueda recobrar su viabilidad financiera. Tampoco va acompañado de ningún programa complementario de estímulo de la economía griega: por ejemplo, el que podría derivarse del desbloqueo de los 15.000 millones de euros de fondos estructurales europeos a los que Grecia tendría derecho si pudiera cofinanciarlos al 50%, cosa imposible en las actuales circunstancias. En segundo lugar, porque se trata de un Plan, lo mismo que las demás supuestos acuerdos de la Cumbre del Eurogrupo del 26 de octubre, que no está ultimado en importantísimos detalles.

Las dos cumbres –Eurogrupo y Consejo Europeo-, sorprendentemente, no emitieron documentos de conclusiones sino simples declaraciones y de propuestas. Por último, la decisión de Papandreu, por los previsible términos de la consulta, colocará al pueblo griego entre la espada y la pared: o se acepta lo inaceptable o el caos (salida del euro o de la UE). La propuesta de Papandreu suma, así, nuevas incertidumbres a las derivadas de la desastrosa gestión que los máximos responsables políticos europeos han hecho de la crisis de la deuda griega y de las deudas soberanas europeas.

En lugar de resolver un problema que era perfectamente solucionable hace dos años, cuando empezó a manifestarse en Grecia (el 2% del PIB europeo), lo han dejado pudrir y han propiciado el contagio a otras economías, entre ellas la española. CCOO considera que son responsables por negarse a adoptar soluciones solidarias europeas, por concebir el reforzamiento del gobierno económico de Europa sólo para disminuir los déficits y las deudas públicas en muy corto espacio de tiempo, y propiciar al mismo tiempo el recorte de salarios, pensiones y derechos sociales y laborales, por olvidar por completo el fomento del crecimiento económico y el empleo. Todo ello ha llevado a Europa a la situación en que hoy nos encontramos: al borde del desastre. Estamos muy cerca de caer en una nueva recesión económica, y con el euro y el propio proyecto político europeo con serios riesgos de quebrarse.

Para CCOO el responsable de todo esto no se llama Yorgos Papandreu. Los responsables de todo esto se apellidan Barroso, Van Rompuy y todos los demás jefes de Estado y de Gobierno de la UE que llevan año y medio posponiendo las soluciones –que, por supuesto, existen-, llegando a acuerdos que luego no cumplen, adoptando decisiones erróneas y dejando de adoptar las correctas. Muy especialmente responsables son Angela Merkel y Nicolás Sarkozy, en particular la primera, porque ambos han sustituido por completo el funcionamiento normal de unas instituciones europeas, ya de por sí opacas y poco democráticas, por la simple imposición de sus dictados

Pero lo que resulta una insuperable hipocresía es que los máximos responsables de la profundísima crisis que vive la Unión Europea, que ya es una crisis política de primera magnitud, arremetan contra el primer ministro griego por querer someter a la opinión del pueblo griego un Plan, que defiende y cuya aceptación liga al mantenimiento de Grecia en el euro. Es decir, que en la UE, la democracia sólo existe para Alemania, en donde el Bundestag puede discutir y aprobar antes de cada Cumbre la posición que su gobierno va a defender en ella y fijar los límites que no puede superar. Mientras, los parlamentos nacionales de los demás países de la UE y el Parlamento Europeo no tienen ninguna capacidad de decisión o control sobre acuerdos que afectan fuertemente a las condiciones de vida y trabajo de centenares de millones de ciudadanos europeos. La asombrosa asimetría democrática entre Alemania y el resto de la UE no puede perdurar. La falta de igualdad democrática lleva el germen de la destrucción del proyecto político de la UE.

Critican a Papandreu por apelar de un modo discutible a un procedimiento democrático quienes propician, sin el menor rubor, que unos altos funcionarios –los de la troika que forman la Comisión, el BCE y el FMI-, con un mandato opaco y no democrático, impongan a un Gobierno nacional el incumplimiento de sus propias leyes –por ejemplo la validez de los convenios colectivos del sector privado griego y los convenios de la OIT- en campos en los que la UE ni siquiera tiene competencias. Al comportarse de este modo los responsables políticos de la UE no sólo degradan conquistas sociales históricas sino que están degradando la propia democracia.

Por todo ello CCOO exige al actual Gobierno de España y al que salga de las próximas elecciones, así como a las instituciones políticas de la UE –Consejo y Comisión- que revisen profundamente los graves errores cometidos y cambien la orientación de las políticas europeas para:

1. Poner fin a la crisis de las deudas soberanas y estabilizar las finanzas de los países de la UE. En el plazo más inmediato, haciendo que el Banco Central Europeo sostenga hasta donde haga falta el valor de las deudas soberanas en los mercados. El sólo anuncio de este compromiso podría incluso evitar o reducir al mínimo las necesidades de compra de deuda por el BCE. A continuación, sustituyendo una parte importante de las deudas nacionales –al menos en una cuantía equivalente al 60% del PIB- por eurobonos. Estableciendo un impuesto a las transacciones financieras y regulando con rigor el sistema financiero.

2. Estableciendo un calendario creíble para la reducción de los niveles de déficit y deuda pública, de modo que fuera compatible con medidas urgentes para evitar la recesión mediante estímulos al crecimiento económico y la creación de empleo, adoptados coordinadamente en los ámbitos nacionales y europeos.

3. Abordando un Pacto europeo por el empleo, en cuya elaboración participaran los interlocutores sociales europeos, que fuera refrendado democráticamente por el Parlamento Europeo. Su objetivo principal sería la creación de empleo, en particular para los jóvenes, a través de un modelo de crecimiento sostenible que iniciara la senda hacia una economía verde. Los contenidos e instrumentos del Pacto deberían incluir, entre otras, las políticas de inversión y empleo, las políticas medioambientales, la política fiscal, la sostenibilidad de las finanzas públicas, y el mantenimiento de las prestaciones y servicios públicos básicos que caracterizan el modelo social europeo. Se trataría, al tiempo, de construir un gobierno económico de Europa, reforzado para la Zona euro, en consonancia con los valores y principios más avanzados del Tratado de Lisboa y no sólo una gobernaza económica, como la propugnada hoy por la Comisión y el Consejo, basada en el único objetivo de reducir los déficits y las deudas castigando a los países que no lo cumplan.