Ciudad Real: La Oficina Judicial empieza a rodar en pista de vértigo


13 feb 2011


Los funcionarios dicen que «con el tiempo quizá funcione», pero de momento aseguran que «hay desorden y desorientación»


Uno de los despachos en los juzgados
Quién me va a hacer un apoderamiento el lunes?» «¿Y el informe cómo lo llevan?» Estas preguntas hacía el viernes un procurador a una funcionaria en los pasillos de los Juzgados de la plaza del Trillo de Ciudad Real, que el miércoles estrenó la controvertida Oficina Judicial. Desde el Ministerio de Justicia se pregona su eficacia, que ponen en tela de juicio algunos jueces, magistrados, abogados y los funcionarios, el colectivo más beligerante en la pugna por un aplazamiento para evitar los problemas originados en Murcia y Burgos, las dos primeras ciudades españolas donde se ha implantado el nuevo modelo de Oficina Judicial. No ha lugar, o lo que es lo mismo, el Ministerio no accedió a la petición y el pasado miércoles, sin más dilación, se puso en marcha la nueva Oficina Judicial.

Sobre el terreno y en la práctica las palabras parecen no ajustarse a la realidad, al menos a juicio de los funcionarios que estos días sudan la gota gorda para sacar adelante cientos y cientos de expedientes de las cajas, poniéndose al día en sus nuevos puestos de trabajo sin abandonar la tarea diaria. Casi todos aseguran que los dos primeros días de funcionamiento de la Oficina Judicial se han caracterizado por cierto desorden y desconocimiento.

El secretario general de Modernización y Relaciones con la Administración de Justicia, Ignacio Sánchez Guiu, reconoció la labor de los funcionarios de Ciudad Real, pese a la ensordecedora pitada con la que le obsequiaron el pasado miércoles. «Es algo natural en el ser humano, porque los cambios generan incertidumbre y temor ante lo desconocido», arguyó, para, a renglón seguido, augurar un «éxito relevante» en la Oficina Judicial de Ciudad Real por los profesionales que trabajan en los juzgados.

Confesó, no obstante, que puede producirse algún que otro contratiempo o dificultad. Pero que en pocas semanas la situación se normalizará y se empezarán a ver los beneficios de esta nueva organización con la que el Ministerio pretende modernizar y mejorar la calidad de la Justicia, que sea más ágil y cercana al ciudadano.

Esta visión optimista no la comparten los funcionarios, que se muestran recelosos y «muy preocupados» por las noticias que les han llegado de Murcia y Burgos, donde se asegura que reina el caos desde que se implantó la nueva Oficina Judicial.

No obstante, algunos funcionarios, abogados y procuradores indicaron a este periódico que hay que esperar a ver los resultados del periodo de rodaje. «Hasta que no pase al menos un mes no sabremos si marcha o colapsa la Justicia». Es decir, el transcurrir de los meses para determinar «la verdadera dimensión de la nueva Oficina Judicial y los problemas a los que hay que hacer frente», coincidieron en señalar una procuradora y un funcionario.

Para una compañera del recién creado Servicio Común de Ejecución Penal, que lleva 19 años trabajando en la Administración de Justicia, los problemas se reducen a la falta de personal y medios técnicos. «Esto es un desastre porque hace falta más gente y material informático. El trabajo siempre ha salido porque ponemos toda la carne en el asador», y los últimos días, con motivo de la puesta en marcha de la oficina, «no hemos dado abasto. Tenemos hasta arañazos en los brazos de cargar cajas y sacar expedientes», cerca de 25.000 repartidos en 630 cajas.

Con el tiempo quizá funcione, pero de momento «hay desorden y desorientación», remarcó. Además, subrayó que si antes 14 funcionarios llevaban cerca de 3.000 ejecutorias, ahora hay seis con experiencia y el resto no porque vienen de otros juzgados (Vigilancia Penitenciaria, Menores).

Aún peor parece el panorama que se abre en la sala Multiusos de los Juzgados de Ciudad Real, habilitada para realizar «la estructura liquidadora», la tramitación civil de procedimientos pendientes antes del 4 de mayo de 2010 (traduce una trabajadora), cuando entraron en vigor las Leyes Procesales para la nueva Oficina Judicial. En esta sala no tenían teléfono y en otras faltaban ordenadores. Y si el procurador andaba el viernes perdido por los Juzgados sin que la funcionaria supiera explicarle quién tenía que hacer su apoderamiento el lunes, el abogado Rafael Pérez daba vueltas y vueltas desorientado sin saber dónde acudir a buscar unos expedientes.

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