Fátima os ama


24 sept 2012



El gobierno se ha gastado más de tres millones de euros en decirles a los pensionistas en dos breves cartas lo bien que han hecho en votarles. Dentro de poco despilfarrarán otro millón y medio más para explicarles por qué no podrán subir las pensiones. Teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de los pensionistas apenas despega la nariz de la pantalla, podían haberlo resumido en dos minutos por televisión, pero a la camarilla de intelectuales que dirige los destinos de la nación le interesa ante todo fomentar la lectura. Además hay que pensar en la alegría enorme de esos ancianos al abrir el buzón y descubrir dentro un sobre, una carta de amor con una dedicatoria personalizada junto con un mensaje no muy distinto del de una propaganda de champú rematado con la firma de Fátima Báñez.
Fátima Báñez es una mujer a la que le encanta dar noticias, no necesariamente buenas, a veces se le va la mano y las da con varios días de antelación (cuando sus padres le pusieron Fátima, ya sabían que la mujer era profetisa). A la ministra le van más las redes sociales, las cuales domina a la perfección, pero sabe que los pensionistas son más bien decimonónicos y no le ha importado desperdiciar una ingente cantidad de papel y tinta para poner otra vez de moda el casi olvidado arte epistolar y comprobar, de paso, qué tal andan de reflejos los carteros. Si no fuese por ella, la mitad ya estaría en el paro, enviando el currículum por internet.
Esto del autobombo es una cosa muy racial, muy antigua, incrustada en los genes del país más o menos desde que se fundó. Lo mismo que Don Quijote no paraba de publicitar sus hazañas mandando emisarios de sus victorias al Toboso, inventamos los premios Príncipe de Asturias sólo para poder darle uno a Fernando Alonso antes de que pudiera bajarse del coche y dos seguidos a la selección de fútbol por si un Mundial y dos Eurocopas les habían sabido a poco. Ni siquiera Zapatero pudo sustraerse al embrujo de la autopromoción y se pulió lo que no está escrito en aquellos cartelones tremendos con que publicitaba las obras públicas bajo el lema de “Gobierno de España”, no fuera algún despistado a pensar, al echar un vistazo a los andamios, que nos estaban rehaciendo la patria desde Ecuador.
La circular de Fátima Báñez a sus muy queridos pensionistas recuerda esa última carta de amor que enviaba la amada al amado para anunciarle, entre floridos circunloquios y metáforas, que el amor se había terminado y que mejor se fuese buscando otra. Al menos la buena mujer ha tenido el detalle de no cobrar el sello.
Por David López

Publicado o 24/09/2012 en www.publico.es
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